Ana muñeca de porcelana, que linda eres, con tus cabellos ondulados, tus grandes ojos marrones brillantes, tu sonrisa encantadora y tu traje color turquesa.
No era una muñeca para cualquiera, pero a él no le importó y la trato como muñeca de trapo, le gustaba jugar con ella, la tiraba al cielo y sin reparo esperaba que cayera sin cogerla para aliviar su dolor, sus juegos parecían de guerra, la pisoteaba, la hundía en el lodo, la arrastraba, le despojó de su traje y la vistió como quiso y la volvía a pisotear, jugaba con ella tiro al blanco, Ana era el blanco.
Ana, muñeca de porcelana, ya había perdido su sonrisa losana, sus ojos brillantes están opacos y sus cabellos estirados... ya no era la misma, su alma esta desecha, se siente como una muñeca rota, ha perdido la sonrisa, tiene la mirada triste, tiene la mirada perdida.
Ana, muñeca de porcelana
Ana muñeca rota, que linda eras antes que él te tomara .
Un texto que invita a la reflexión, lleno de tristeza. Un besillo.
ResponderEliminarBesos a usted también, gracias por pasar a leer.
ResponderEliminarBreve pero con un gran peso, sencillamente genial :)
ResponderEliminarGracias Bea me alegra que le guste. Abrazos.
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