lunes, 27 de julio de 2015

Yo espectro

Fue entonces que ella abrió los ojos,  no entendía lo que pasaba todo era oscuridad el aire era denso y frío no comprendía su estado todo le parecía un sueño sentía miedo no sabia que hacer y despues de tratar de acostumbrar sus pupilas a la penumbra del lugar se decidió a salir de aquella cama que ocupaba.
Se sentía flotar en el aire, tenía que ser un sueño pues cada que despertaba siempre se veía en casa a lado de su esposo y luego se dirigía al cuarto de sus niños para vigilar sus sueños y no en un callejón lleno de gente que deambula sin rumbo fijo y con las miradas perdidas, se negaba a reconocer el lugar que la albergaba pues era realmente perturbante.
"¿Eres nueva?" -  Una voz mortuoria le habló - (sus ojos se abrieron impresionados)   "pobrecita, tus niños estáran bien él sabrá como cuidarlos no te preocupes,  tu bebé está aquí, es una niña hermosa, no estas sola,  ya te acostumbraras a este nuevo plano - finalmente susurro.
Fue cuando se dio cuenta de su vientre vacío y su memoria recorría imágenes cortadas fue cuando recordó lo que pasó y en su lamento comprendió.



28 comentarios:

  1. Realmente extremecedor Ana.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias su comentario me incentiva. Se siente bien cuando alguien te anima.
      Saludos

      Eliminar
  2. Un relato muy triste, dentro del terror que puedas llegar a sentir. Me ha gustado mucho. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno Ana, muy triste darse cuenta que ya no estas entre los vivos y dejar a tu familia atrás y ver, finalmente, que en ese mundo perturbador, te acompaña tu pequeña. Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno Ana, muy triste darse cuenta que ya no estas entre los vivos y dejar a tu familia atrás y ver, finalmente, que en ese mundo perturbador, te acompaña tu pequeña. Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno Ana, muy triste darse cuenta que ya no estas entre los vivos y dejar a tu familia atrás y ver, finalmente, que en ese mundo perturbador, te acompaña tu pequeña. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Mendiel, y si pues es algo de lo que muchos se preguntan sobre las personas que dejan este mundo de forma inesperada.

      Eliminar
  6. Sólo puedo tratar de imaginar el dolor que puede sentir una madre al no poder estar cerca de sus propios hijos, de saber que ellos nunca la podrán conocer. Un muy buen relato que te deja con una mezcla de tristeza y calma. Feliz inicio de semana.

    ResponderEliminar
  7. Gran micro, Ana. El fantasma que descubre su estado, en una atmósfera triste, recordando quien fue, madre, esposa y ahora espectro que deambula entre los vivos. Por suerte, otro ente le ha advertido de su condición. Buena narración.
    Abrazo, compañera.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Genial el detalle de que estaba embarazada al morir y que su bebé es una preciosa niña de la que podrá cuidar en el otro plano.

      Eliminar
    2. Dicen que el espíritu es energía, pues hemos vivido, llorado, reído... Pero un bebe que no tuvo ni la oportunidad de alumbrar?... Solo fue cuerpo

      Eliminar
    3. Gracias Edgar, me alegra que le guste.

      Eliminar
    4. Gracias Edgar, me alegra que le guste.

      Eliminar
  8. Inquietante Micro que inspira tristeza y desolación de un ser que dejó de formar parte de los vivos.
    ¡Suerte Ana!

    ResponderEliminar
  9. Muy triste Ana y realmente estremecedor ese percatarse que ya no está entre los vivos.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  10. Tremendo micro, Ana. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  11. Tremendo micro, Ana. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  12. Tremendo micro, Ana. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  13. Una mujer que tras dormir, despierta en un mundo diferente, por lo que cree estar soñando... pero no, no está soñando, es algo mucho peor. Una persona que desconoce se lo aclara todo y al lector le recorre un escalofrío. Ha muerto, y eso no es lo peor, estaba embarazada y por tanto el bebé ha muerto con ella.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  14. Escalofríante y conmovedor micro, Ana.
    Un saludo!

    ResponderEliminar